
Relato Erótico en la fiesta
Pasamos toda la noche de fiesta por la calles de la ciudad, llena de gente, de risas, de mascaras y de picaresca, lo que se llama “”Vivir el Carnaval””. Mi disfraz era como siempre, sexy dejando ver la gata que llevo dentro, este año fue fácil elegirlo, tan solo unas medias tupidas de ligas negras, una minifalda roja y un corpiño del mismo color, decorados con una rabito sensual que todos tocaban y que curiosamente venia atado a mi tanga, sin olvidar las orejillas y el maquillaje.
Al principio de la noche, el frio hacia que mis pezones se endurecieran y el cuerpo me pidiera sexo, pero pensé que no se daría (tonta de mí, porque la noche prometía lujuria y sexo duro). En la calle principal me encontré un grupo de amigos, allí estaba mi antigua pareja (una relación tortuosa y llena de sexo, pero que me excito como ninguna). Al verle pensé… ¿Y porque no rememorar viejas tradiciones?, le puse muchas ganas y sinceramente no me costó nada acercarme a él, murmurándole al oído que me alegraba de verle y dejar mi aliento entre su oído y su cuello, provocándole y dejando que percibiera mis intenciones. El volvió la cara y me miro a los ojos mientras yo, en un arranque de vulgaridad (que me encanta), le tome la mano y la metí entre mis piernas, susurrándole al oído… “”El rabito de esta gata rozaba mucho mi coño y me da gusto, pero mejor que me roce tu polla… ¿No?””.
“””Dejemos de tonterías”””, me dijo él, tomándome de la mano y sacándome de las calles bulliciosas, nos dirigimos a la Estación y tomamos el cercanías, paseamos por los vagones del tren hasta encontrar uno casi vació al final (CASI), porque había un chico que no estaba nada mal. Nos apoyamos en la esquina del vagón mientras el metía su mano en mi coño húmedo, que solo pedía a gritos que lo lamieran …“”Joder, como me gustaba cuando me lo lamia desde abajo hacia arriba, mordiendo despacio y con delicadeza el clítoris, el cabrón que bien lo hacía”””, pero me lance al vacio y delante de aquel chico, decidí alegrarle la vista, así que me agache delante de mi amigo, le abrí la cremallera, y saque su polla dura y excitada, mientras mi boca se hacía agua, despacio y con la delicadeza de un primer encuentro de viejos amigos, pase la lengua por cada una de sus venas, sintiendo como le palpitaban, para metérmela en la boca hasta que rozo mis amígdalas, sintiendo como casi me ahogaba de placer, la lamí como si fuera el manjar más exquisito de la tierra, como si fuera a acabarse el mundo, sin percatarme que aquel chico estaba siendo invitado a participar…
Cuando menos los esperaba y más ensimismada estaba chupándosela, sentí como me levantaban las caderas, haciendo que me colocara de rodillas, alzando el culo… sin pensarlo lo hice, sintiendo como un dolor invadía mi cuerpo, que se mezclaba con escalofríos, con placer… sin saber cómo, ni porque, hundí mi boca en aquella polla, mientras el chico me la metía por detrás (que pedazo de Berga tenia el cabrón), follandome el culo sin piedad, en cada empujón mi boca se hundía más, hasta el punto que sentí como su semen caliente caía por mi garganta sin poder retirarme, mientras que el chico dejaba sus dedos en mis caderas, al romperme el culo de placer, sintiendo como me ardía su leche.
Fui una gata salvaje en Carnaval, domada por dos pollas sin piedad, sin duda “Un gran Carnaval”
Relato del carnaval